Oporto – Santiago de Compostela – 214 km
- Etapa 0 – Oporto – 04 y 05/10 (Sábado/ Domingo)
Alojamiento: Oca Oriental Hotel (2 noches)
- Etapa 1 – Oporto-Gião – 06/10 (Lunes)
Km: 21 | Ruta
Alojamiento: Casa Mindela
Cena: Casa Mindela
- Etapa 2 – Gião-Barcelos – 07/10 (Martes)
Km: 32 | Ruta
Alojamiento: Hotel Bagoeira
Cena: Hotel Bagoeira
- Etapa 3 – Barcelos-Ponte de Lima – 08/10 (Miércoles)
Km: 30 | Ruta
Alojamiento: Axis Golf Resort
Cena: Restaurante Campo de Golfe
- Etapa 4 – Ponte de Lima-Fontoura – 09/10 (Jueves)
Km: 21 | Ruta
Alojamiento: Quinta de Real & Quinta do Cruzeiro
Cena: Fonte D’ouro
- Etapa 5 – Fontoura-Ponte das Febres/Tui – 10/10 (Viernes)
Alojamiento: Ponte das Febres
Cena: Ponte das Febres
- Etapa 6 – Ponte das Febres/Tui-Mos – 11/10 (Sábado)
Km: 15 | Ruta (considera la ruta hasta Mos)
Alojamiento: Casa dos Parladoiros
Cena: O Alpendre Mos
- Etapa 7 – Mos-Poio – 12/10 (Domingo)
Km: 28 | Ruta
Alojamiento: Hospedería Monasterio Poio
Cena: Hospedería Monasterio Poio
- Etapa 8 – Poio-Vilanova de Arousa – 13/10 (Lunes)
Km: 25 | Ruta
Alojamiento: Hotel Leal – La Sirena
Cena: Bahía Las Sinas
- Etapa 8 – Vilanova de Arousa-Santiago de Compostela – 14/10 (Martes)
Km: 25 | Ruta
Alojamiento: Hotel Lux Santiago (3 noches)
Cena: Por informar
- Excursión Finisterra (Epilogo del Camino) – 15/10 (Miércoles)
Incluido almuerzo
Cena: Por informar
- Día Libre en Santiago – 16/10 (Jueves)
Cena: Por informar
- Retorno – Estación de Tren Intermodal de Santiago – 17/10 (Viernes)
Mapa General

Camino de Santiago – Orígenes y Evolución
En un momento impreciso de la década 820-830 se descubrió la tumba de Santiago Maior. Alfonso II reina en el noroeste peninsular (Reino de Asturias). Es el primer gran valorizador. Se crió en el Monasterio de Samos y recibe con entusiasmo las noticias que le transmite el obispo de Iria, Teodomiro. Un ermitaño del lugar de Solovio (donde hoy se levanta la Iglesia de San Fiz de Solovio -cerca del Mercado de Abastos de Santiago), llamado Paio, ubicó, en un bosque llamado Libredón, las ruinas de un primitivo enterramiento. Contienen lo que fueron identificados como tumbas del apóstol Santiago y sus discípulos Teodoro y Atanasio. Esta aparición confirma una arraigada tradición popular documentada previamente por los monjes Beda el Venerable y Beato de Liébana. Pero esta evidencia faltaba. Inmediatamente, el rey Alfonso II visitó el lugar y ordenó la construcción de una modesta iglesia, que posteriormente reconstruiría Alfonso III (año 899). Estamos en el origen de la actual catedral y de la ciudad de Santiago.
En el siglo X comenzaron a llegar peregrinos europeos, como Bretenaldo, en el año 930, un franco que decidió establecerse como vecino de la primitiva Compostela. Dos años más tarde, hacia el año 932, el rey Ramiro II peregrinó. Sin embargo, el peregrino más famoso del siglo X fue el obispo Gotescalco de Le Puy, que viajó a Compostela en compañía de otros clérigos y un grupo de fieles procedentes de Aquitania a finales del 950. Poco después, en el 959, peregrinó. al lugar santo el abad Cesáreo, del monasterio catalán de Santa Cecilia de Montserrat. Pidió la ayuda de la Iglesia compostelana para pedir al Papa la restauración de la sede episcopal de Tarragona. Este proceso de intercesión aumentó el peso de la sede apostólica en el reino de León, reforzando la posición de Compostela como sede de prestigio en el oeste peninsular.
Santiago rápidamente se estableció como centro de peregrinación internacional entre los siglos XI y XIII. Gracias a una unión de fuerzas e intereses que, a favor de Compostela, llevaron a cabo los principales centros del poder occidental: la Corona (de Alfonso II a Alfonso VII o Sancho Ramírez), el papado (Calisto II y Alejandro III) y el monástico, órdenes (las abadías de Cluny y la del Císter). Así escribe el Camino su historia antigua.
La época dorada de las peregrinaciones se sitúa en estos siglos: Francia, Italia, Europa central y oriental, Inglaterra, Alemania, incluida Islandia. Y, por supuesto, toda Hispania. Llegaban a pie, a caballo, en barco… y eran asistidos principalmente por una red de hospitales fundados por reyes, nobles y burguesías de las ciudades, especialmente en los barrios francos, y por los monjes de Cluny, que acogían a los peregrinos en los monasterios.
La historia también nos habla de la peregrinación a la tumba del apóstol, en 1214, San Francisco de Asís, evento que inaugura uno de los capítulos más fértiles del Camino de Santiago: la renovación de la espiritualidad occidental a través de la acción educativa, evangelizadora y fraterna. obra de los franciscanos. Fundaron el primer convento de la Orden en Santiago.
En la celebración del año santo romano de 1300, el Papa ofrece a los peregrinos la Indulgencia Plenaria o perdón de los pecados. A finales del siglo XIV se inició un período de expansión económica, que se desarrolló en el siglo siguiente. En este contexto de crisis, caos y recuperación, campesinos, burguesías, guerreros, nobles y religiosos peregrinan especialmente en periodos de tregua, bajo el manto de una cosmovisión que interpretaba la Vía Láctea como un camino de las almas hacia el Paraíso. Durante el último tercio del siglo XIV, la Galicia costera y la Europa atlántica impulsaron una dinámica comercial con fructíferos resultados. La situación de crisis sufrida en Francia, Flandes, Inglaterra y otros países impulsa el comercio internacional en Galicia ligado a la peregrinación por mar, que tendrá A Coruña, puerto de peregrinos, como máximo punto de referencia. En las últimas décadas del siglo XIV y durante el XV, un gran número de barcas cargadas de peregrinos procedentes de Flandes, Bretaña, Inglaterra y los países bálticos, y con mercancías flamencas, procedentes de Andalucía, Cataluña, Génova y Venecia. Los mismos muelles exportaban pescado ahumado al Mediterráneo y vino Ribeiro a la Europa Atlántica.
Camino de Santiago – El Camino Portugués
En el siglo XVI, el Camino de Santiago vivió una profunda crisis, motivada por varios motivos. En primer lugar, influyó negativamente en la sensibilidad de los intelectuales humanistas, que partieron de la crítica irónica que Erasmo de Rotterdam dedicó al tema de la peregrinación. Una crítica que se endurece con Lutero. La Reforma Protestante y las guerras religiosas en territorios alemanes y Francia redujeron en gran medida el número de peregrinos que se dirigían al Camino. Con la guerra abierta entre la España imperial de Carlos V y Francia esta situación de ruptura continúa, y se agrava en tiempos de Felipe II, con el cierre de fronteras para impedir la entrada del luteranismo en sus reinos.
La Inquisición también constituyó un problema en el siglo XVI, ya que sus sospechas afectaban a todos los extranjeros, incluidos los peregrinos jacobeos, algunos de los cuales fueron acusados de espionaje. Tras la celebración del Concilio de Trento (1545-1563), la Iglesia católica se rearmó ideológicamente, con la exaltación del culto a la Virgen y a los santos.
En mayo de 1589, ante el temor de un ataque a Compostela por parte de los ingleses de Francis Drake, cuyas embarcaciones atacaban A Coruña, el arzobispo Juan de Sanclemente ordenó esconder el cuerpo del apóstol en el presbiterio de la catedral. Su paradero exacto se desconoció durante varios siglos, hasta 1879, año del Segundo Descubrimiento de los restos apostólicos. Con la declaración papal del hallazgo de los restos apostólicos, recogida en la bula Deus Omnipotens (1884), y con la celebración de un año santo extraordinario en 1885.
El Camino de Santiago experimentó un nuevo incremento en las últimas décadas del siglo y principios del XX, principalmente gracias a la acción pastoral de los arzobispos Payá y Martín de Herrera. El colapso provocado por la Guerra Civil Española (1936-1939) partió en dos a una sociedad que tardó en recuperar el impulso de las peregrinaciones, en una Europa sumergida en dos guerras mundiales y en la tensión de la posterior “guerra fría”.
En los años 50 y 60 se inició tímidamente la recuperación, con la creación de las primeras asociaciones jacobeas en París (1950) y Estella (1963), y la celebración de los años santos 1965 y 1971. El impulso definitivo llegó en 1982 con la peregrinación del Papa Juan Pablo II y su discurso europeísta en el altar mayor de la catedral de Santiago.
Las primeras décadas del siglo XXI están marcadas por una concepción global del pensamiento y de la economía, por el desarrollo de la tecnología digital al servicio de la comunicación, la cultura y el entretenimiento, por la amenaza del terrorismo yihadista –los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, York y Washington podrían marcar el comienzo del siglo, debido a una creciente preocupación por el medio ambiente y al estallido en 2008 de una crisis económica global que endureció la situación social.
Ante esta ansiedad y la búsqueda de nuevas experiencias enriquecedoras, la tradicional peregrinación a Santiago propone un cambio radical de comportamiento, una alternativa de valores humanos y universales ante un mundo cada vez más globalizado. En este comienzo de siglo y milenio, la peregrinación jacobea es, más que nunca, un fenómeno transversal: por un lado, espiritual y ecuménico, abierto también al conocimiento, a la amistad y a la comprensión mutua. Un Camino cuyos peregrinos experimentan también el paisaje, la historia, la cultura compartida y la solidaridad.
El peregrino se encuentra hoy con un espacio considerado sagrado durante siglos: el propio Camino de Santiago; una geografía sacralizada que también es un itinerario histórico y cultural. Es, en última instancia, una forma diferente de peregrinación, que no niega la tradicional, pero que ha sumado a ésta los deseos y motivaciones de las sociedades contemporáneas.
Hay caminos que se recorren con los pies, y otros que se atraviesan con el alma. El Camino Portugués es ambos. Nacido de los lazos históricos, culturales y espirituales que unen a Galicia con Portugal, esta ruta se consolidó desde la Edad Media como una de las más transitadas hacia Compostela. Monarcas como la reina Isabel de Portugal, santos, nobles y gentes humildes lo recorrieron buscando no solo la tumba del Apóstol, sino también un espacio de encuentro y reconciliación entre pueblos.
El peregrino que avanza por tierras portuguesas y gallegas descubre un itinerario de gran riqueza patrimonial y natural: ciudades históricas como Oporto, Coimbra o Ponte de Lima; la hospitalidad de villas como Tui o Pontevedra, y el silencio de senderos rurales que llevan hasta el corazón de Compostela. Cada paso evoca la tradición jacobea en su estado más puro, entrecruzando fe, historia y cultura.
Hoy, el Camino Portugués vive un momento histórico de crecimiento sin precedentes. En 2024, más de 95.000 peregrinos utilizaban la ruta tradicional desde Portugal para alcanzar Compostela, cifra que marca record y consolida esta vía como una de las más elegidas. Además, su variante costera (“Portugués pola Costa”) experimentó un incremento espectacular, pasando de unos 52.754 peregrinos en 2023 a cerca de 74.758 en 2024, lo que supone un crecimiento de más del 40 %. Entre enero y julio de 2025 ya se han registrado más de 104.000 peregrinos que realizaron alguna de las dos variantes (la tradicional o la costera) del Camino Portugués, cifra que demuestra que el récord de 2024 va camino de superarse.
En cuanto a nacionalidades, cada vez más peregrinos llegan del extranjero: estadounidenses, alemanes, italianos, portugueses, británicos, entre otros; y también hay una clara presencia española, con comunidades como Andalucía, Madrid o Cataluña destacando entre los peregrinos nacionales.
Caminarlo hoy es seguir los pasos de siglos de peregrinos, pero también abrirse a la experiencia de una ruta que, más allá de su destino, transforma a quien lo recorre.




